El TPP explicado como una caja de bombones
¿Por qué hay tantos problemas con el Acuerdo Transpacífico o TPP (Trans-Pacific Partnership)? ¿Por qué está siendo cuestionado por las sociedades de las partes firmantes, arriesgando su ratificación en muchos países? Pues imaginémoslo como una caja de bombones de chocolate en la que, a diferencia de lo que manifestaba Forrest Gump en la película, sí sabemos qué sabores nos va a tocar.
La cubierta de chocolate es el delicioso libre comercio. Intercambiar bienes y servicios entre los países sin excesivas regulaciones o pesados aranceles simplifica muchas cosas del comercio internacional, amplifica la riqueza de las partes, genera competitividad, nuevos mercados y beneficios para el consumidor final. Además el comercio intensificado entre países genera interdependencia económica que reduce el riesgo de conflictos militares. A la vez tiene un costo para algunos sectores de las economías participantes, pero en el balance final más es lo que se gana que lo que se pierde, como ya nuestro país ha experimentado. Recordemos que en el Perú ciertos sectores políticos anunciaron la ruina nacional con el TLC con los EEUU, y en vez de eso fue parte del más grande período de crecimiento económico experimentado en décadas.
Pero los bombones del TPP también poseen rellenos de sabores no muy agradables, añadidos en secreto durante la negociación del acuerdo realizada a puertas cerradas y mencionados antes aquí. Recapitulando:
1. Prioridades al revés
Añade más peso a la propiedad intelectual en desmedro de la privacidad y la salud pública. Mientras que las patentes de medicamentos o los derechos sobre películas son innegablemente importantes y merecen una justa protección y resguardo, su defensa no puede hacerse a costa del bienestar y el derecho a la intimidad.
Ampliar en 5 años más el plazo en que numerosos nuevos medicamentos no pueden ingresar al mercado en su versión genérica (a un costo de una décima parte o menor) no obedece a ninguna urgencia más allá del aumento de tiempo de ganancia costa de enfermos de bajos recursos. Tampoco por proteger, por ejemplo, una película de Disney (que basa sus mayores éxitos en personajes de dominio público) se debe arrasar con una aplanadora el derecho a la intimidad de los usuarios de Internet, revisando sus intercambios electrónicos sin necesidad de órdenes judiciales. Dejar que eso pase sería abrir las puertas a una vigilancia orwelliana de Internet.
2 . Menos poder para los estados, más para las corporaciones
El TPP pone una lista de condiciones para el funcionamiento de empresas estatales de sus miembros, lo que pone muchos límites a su empleo de manera estratégica, como lo hicieron con resultados favorables Corea del Sur o Singapur. La mayor economía del TPP, los EEUU, posee el derecho de exigir certificaciones de otros países para acceder a ventajas comerciales en su territorio, lo que implica adaptar las legislaciones del resto de países a las necesidades norteamericanas, más en específico, de sus grandes conglomerados económicos. La mayoría de los estados del TPP, casi todos elegidos democráticamente salvo Vietnam y Brunei, pierden poder y lo ganan directorios de grandes empresas: en suma una victoria de la plutocracia sobre la democracia.
¿Muy denso? Nuestros vecinos chilenos desarrollaron este bonito video que resume las desventajas del tratado.
3. Me gusta el chocolate ¿Pero tengo que comerme el relleno?
Como todo tratado internacional, el TPP tiene la posibilidad de ser ratificado tomando algunas de sus partes con reservas. Es decir, es posible separar el hueso de la carne si se identifican y poner “en cuarentena” los artículos desfavorables que poco tienen que ver con el libre intercambio comercial, con el cual se han contrabandeado otros contenidos que favorecen a muy pocos. No es una situación de “tómalo todo o déjalo”. El escenario óptimo es tomarlo con reservas y acceder a algunos mercados nuevos, pero en el peor de los casos es mejor no tomarlo que ratificarlo tal como está sin cambiarle una coma.
4.Mejor sin el TPP que con todo el TPP.
En el peor de los casos, evitar ratificar el TPP no es ninguna insensatez ni postura maximalista antiglobalizadora, al menos para el Perú. El TPP se presenta como un acuerdo que nos permite el acceso a un mercado que es el 40% de la economía mundial. (EEUU, México, Canadá, Chile, Australia, Japón, Nueva Zelanda, Vietnam, Malasia, Singapur, y el pequeño sultanato de Brunei), pero de ese 40%:
Con EEUU, la mayor economía del TPP y su más grande atractivo para muchos firmantes, el Perú ya posee un TLC.
Con México y Chile, otras economías importantes y cercanas, estamos unidos comercialmente por tratados muy beneficiosos como la Alianza del Pacífico.
El actual gobierno de Canadá, una de las economías importantes del TPP, tiene serias dudas sobre su posible ratificación.
Finalmente, quedarían algunas economías de la cuenca del Pacífico medianas, como Australia o Malasia, con las que el Perú perfectamente puede hacer tratados de comercio bilateral, sin tener que comer todo el engañoso relleno de los bombones. En la balanza, no tenemos ninguna necesidad desesperada por el TPP para aceptar lo que sea a cambio de éste.